Mari i la tempesta

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En moltes  llars, els avis, asseguts al voltant del foc, han explicat històries de  Mari. Però qui és Mari?

Etxekoandrea sutondoan, Nafarroan (Koch Arruti, Sigfrido) 1978 Licencia_ CC BY-ND (1)

Segons els avis, Mari és la deessa de la terra. Diuen que té el poder de dominar la meteorologia. És per això que els pagesos sempre miren al cel, creuen que si veuen a Mari vindrà la tempesta.

 

Mari viu a les coves de les muntanyes del País Basc com Anboto, Gorbea, Aizkorri, Aketegi, Murumendi, Auñamendi… I té tants noms com les coves que habita. Diuen que quan canvia de casa, d’una cova a una altra, travessa el cel en forma d’una bola de foc, i esclaten tempestes esfereïdores que fan malbé les collites del camp. Per això els avis feien romeries, benediccions i conjurs per tancar l’entrada de les coves i mantenir a la Mari dins perquè no creés cap tempesta.

 

I sempre han dit: “has de sortir de la mateixa manera que has entrat a la cova de Mari… Si entres mirant cap endins, has de sortir mirant cap endins. Sense donar l’esquena. Si parles amb ella has de fer servir el hitano (tuteig basc), i per descomptat, mentre estiguis a casa seva no et pots asseure”.

Hi ha qui no els creia, fins que un dia a una colla d’amics se’ls va acudir fer una petita broma.

Txindoki mendia Zaldibiako errepidetik (San Martin, Juan) Licencia_ CC BY-SA

Amagats a la muntanya volien calar foc al cel. Havia de ser espectacular. I de sobte es van posar a buscar una cria d’àguila, ja que és una au molt forta i gran. Van trobar un enorme niu d’àguiles amb dues cries i van posar-ne una dins el sac.

 

La van guardar a les golfes del mas d’un d’ells  fins que es va convertir en una àguila magnífica. Van dir al poble que Mari passaria diumenge a la nit perquè tothom estigués atent.

 

Va arribar el gran dia. Van recollir amb palla la cua i les potes de l’àguila i van deixar anar l’àguila pel vessant més alt del poble, amb foc a la palla. Al poble, els camperols estaven molt espantats. El grup d’amics se’n reia. I una camperola va dir:

“Riu-te’n, riu-te’n, però Mari està enfadada, molt enfadada, aquesta vegada en caurà una de bona”

 

A casa d’un dels nois tots estaven espantats. Sobretot, l’avi i l’àvia. I els va dir que estiguessin tranquils, que no era Mari, i es va posar a dormir tranquil·lament.

 

A l’endemà, va veure passar una espurna de foc davant la finestra. Es va estremir, perquè era impossible que fos l’àguila. Tot d’una va esclatar una terrible tempesta. Un llamp va calcinar el roure que hi havia al costat de la casa. Seria cert el relat dels avis?

 

Aquí s’acaba el conte, com m’ho van explicar, t’ho explico jo.

Bonus (esp)

Mari es la diosa por antonomasia de la mitología vasca y las leyendas y los mitos entorno a ella son muy variadas y están extendidas por todo el territorio del País Vasco. En cada sitio se presentan con particularidades propias. De modo que no se limita a un espacio geográfico y natural concreto, ni tampoco a un momento o época histórica concreta. Según diferentes investigadores/as, la figura y el mito de Mari ha llegado hasta nuestros días desde el neolítico.

 

En la mitología vasca, Mari es la diosa femenina por antonomasia. Es la modeladora demiúrgica del tiempo.

 

En la mayoría de los casos se ha representado con el cuerpo y la cara de una mujer y elegantemente vestida (muchas veces de color rojo). Aunque también suele aparecer en forma de águila, vaca, árbol o una hoz de fuego. En algunas leyendas sus parejas son Maju o Sugaar, y sus hijos Atarrabi y Mikelats.

 

A Mari también se la conoce como Anbotoko Dama, Aralarko Dama, Muruko Dama o Aketegiko Dama, entre otros. Son nombres de las montañas donde Mari tiene su morada, aunque su principal vivienda la tiene en el monte Anboto. Está por encima de los demás seres mitológicos. Para entender mejor la figura de Mari, hay que aclarar algunos aspectos de la mitología vasca, ya que en algunos difiere de la mitología indoeuropea.

 

En cuanto a la mitología vasca, no existe el concepto de cielo como vivienda exclusiva de los dioses y diosas, sólo existe “Ortzia” que se refiere al cielo pero no como sitio sagrado de los dioses/as sino que únicamente es un escenario donde aparecen o actúan los dioses, de vez en cuando. De modo que no tiene ese carácter divino.

 

Al contrario, la morada de los seres mitológicos y por lo tanto la de Mari, es el subsuelo, en concreto las cuevas. Aunque Mari y otros personajes de la mitología hagan su presencia, como el propio sol (Eguzkia-Ekhia) o la luna (ilargia), tanto en el cielo como en la tierra son seres que provienen del subsuelo. De modo que la cosmología se divide en el cielo, la tierra (donde habitan los seres humanos) y el subsuelo, donde tienen origen los seres mitológicos. Tiene especial importancia las cuevas. Pues todo suceso sobrenatural que se da en la tierra o bien en el cielo se origina según la mitología y la figura de Mari en las cuevas. En relación a esto es muy sugerente el siguiente refrán que hace referencia a la mitología: (azpian dagoen guztia, gainean dagoena bezala da: eta gainean dagoena, azpikoa bezala) “Todo lo que hay abajo es como lo de arriba: y lo que hay arriba es como lo de abajo”.

 

Que sean las cuevas la morada de estos seres mitológicos como Mari, influye en la naturaleza de la estructura de relaciones entre los seres humanos y los mitológicos. El hecho de que el cielo no sea el principal escenario de los seres mitológicos y a su vez que sea tanto el subsuelo como la tierra su principal escenario, hace que la relación hacia los seres humanos tenga unas características particulares, pues la “frontera” que divide esos mundos es más difuso y se atraviesa más fácilmente. Las cuevas o los ríos son entre otros los elementos de tránsito de un mundo a otro, que están al alcance tanto de los seres humanos como de los mitológicos. De modo que no existe una distancia social exagerada entre los dos mundos. Además comparten el mismo mundo y sienten sensaciones semejantes en ella. Así ambos mundos no son inaccesibles tanto para unos como para otros.

Muruko Mariren _Damazulo_ (Xabier Garmendia) Licencia_ CC BY-SA (1)

De modo que todos los cambios y fenómenos metereológicos son originados por Mari. Ella crea y lanza las tempestades desde su cueva y luego aparecen en el cielo. Por eso se considera que la cosecha y la fertilidad dependen de ella. En un principio Mari sólo origina la tormenta y lo lanza, pero no lo dirige a un punto o a alguien en concreto, es decir no le da ninguna intencionalidad. En el caso de que quiera castigar o causar daños a alguien no le dirigirá la tormenta directamente a esa persona, sino que intentará dañar sus posesiones (la cosecha, el caserío, el ganado, etc).

 

Es por eso que aún hoy en día, en algunas cuevas se siguen llevando a cabo tanto ofrendas como romerías, que son indicios de las antiguas creencias mitológicas. Estos rituales no estaban directamente dirigidos a Mari, si no que el objetivo era “cerrar” o “bloquear” la entrada de la cueva, para que las tormentas no salieran de la morada de Mari.

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