Explica la llegenda que el cavaller Roldán, comandant històric francès, fidel servidor de Carlemany, després de fracassar en la conquesta de Saraqusta, fugia cap a França perseguit per l’exèrcit musulmà i va quedar acorralat a l’alt de la penya d’Amán.
Roldán, a la vora del precipici i amb els seus perseguidors molt a prop, gairebé no va tenir elecció i amb molt atreviment va esperonar el seu cavall i va continuar cavalcant. Però enlloc de precipitar-se al fons del penya-segat, el salt del cavall va ser tan prodigiós que va aconseguir arribar a l’altre extrem, i les seves petjades van quedar estampades sobre la Penya Sant Miquel.
La llegenda diu que, a causa de l’esforç, el cavall va morir a l’acte, i Roldán va haver de continuar el seu camí a peu. S’explica que Roldán va morir a Ordesa, però que abans va llançar amb ràbia la seva espasa, Durendal, fent-la arribar al seu país, França. D’aquesta manera, el cavaller va fer la “bretxa de Roldán” o “bretxa de Rolando”, que li va permetre arribar a la seva terra natal abans de morir.
Són moltes les històries i contes que s’han reunit entorn al Salt de Roldán, per exemple:
“Es deia que les nits d’hivern, sobretot els divendres, passaven les “almetas” (ànimes petites, dames blanques) volant a certa alçada camí de la gran esquerda que al fons conté el riu Flumen. Diuen que els homes van acabar amb tan esgarrifós espectacle, disparant amb les seves escopetes postes de cera beneïda.”
També “Hi ha localitzats bastants llocs allí que tradicionalment han estat considerats com a llocs de reunió de bruixes i aquelarres”
“Es diu que les bruixes dels voltants tenien per costum agrupar-se el dia de la Pasqua de Resurrecció a la Penya de Sant Miquel per preparar les seves maldats”
El llamado «Salto de Roldán» es una formación rocosa en el Prepirineo oscense, en el Alto Aragón, concretamente en la Comarca de la Hoya de Huesca y uno de los entornos naturales más curiosos y enigmáticos que se conocen. Se localiza en pleno valle del Flumen, a 15km de la ciudad de Huesca hacia el norte y está formada por dos inmensas moles pétreas de conglomerado, dos gigantes de roca que configuran y custodian la puerta de entrada a la Sierra de Guara por su extremo izquierdo. Se trata por un lado de la Peña San Miguel (llamada Peña Sen en su periodo musulmán), de 1123m situada al oeste, y la peña Amán (llamada Peña Men en su periodo musulmán), de 1124m situada al este, entre las que discurre el río Flumen que nace en la Sierra de Bonés, pocos kilómetros más arriba y cuyo nombre viene del latín “río”. Una tercera roca, El Fraile, de 1036m se levanta entre las dos moles para cerrar el conjunto rocoso.
Hay historiadores que sostienen que la muesca (el Salto de Roldán) da nombre a la ciudad de Huesca desde época prehistórica e indican que OSCA significa muesca, hendidura. La hipótesis consecuente que se deriva es que la Muesca orográfica es la que ha señalado desde sus orígenes a la ciudad. La muesca aparece en el primitivo escudo medieval documentado ya en 1246 – 1260 y en 1288. Algunos estudiosos suponen que en esa especie de corona está representado el accidente orográfico. Se crea así un interesante contraste entre los torreones artificiales de la muralla y las paredes naturales del salto (foto escudo medieval).
El Salto fue una zona militarizada en la época musulmana, mientras la ciudad de Huesca dependía del Califato de Córdoba. La fortaleza allí situada recibía el nombre de “Tan Wa Man”. Entonces el Salto de Roldán se convirtió en un lugar estratégico ya que su control permitía preparar el asalto a la llanura e iniciar poco a poco la conquista del Valle del Ebro. El episodio bélico más importante en época musulmana fue el asalto del Rey García Sánchez I de Pamplona en el año 941 a los baluartes de Sen y Men, situados en las peñas del Salto de Roldán, siendo recuperadas estas posiciones al año siguiente por el señor musulmán de Zaragoza, algo que fue festejado en la Mezquita de Córdoba. Finalmente en el año 1086 los cristianos conquistaron las fortalezas islámicas de Sen y Men.
Son muchos y de diversas épocas los restos que podemos encontrar en diferentes puntos del Salto pero quizás quepa destacar las que encontramos en la subida por la cara norte y en la cima de la Peña San Miguel, donde además de la fortaleza primero musulmana y posteriormente usada también por los cristianos también quedan los restos del ábside de los que fue una pequeña ermita junto al castillo, varios aljibes para guardar el agua de lluvia y restos de varias torres de vigilancia. Cabe destacar que el castillo del Salto de Roldán fue una de las fortalezas más inexpugnables de Aragón y se encontraba situado dentro de la línea defensiva del eje del Prepirineo, controlando este la entrada natural por el valle del Flumen y en contacto visual con otra fortalezas como Sabayés o la atalaya de Santa Eulalia la Mayor.
Lugar de culto, mitos, cuentos y leyendas, el Salto de Roldán ha estado poblado durante miles de años. Dan cuenta de ello los numerosos vestigios que dejan testimonio de su presencia en varios yacimientos y lugares muy próximos a estos gigantes rocosos. Uno de ellos, poco conocido y con un actual buen acceso gracias a la recuperación del sendero que nos lleva hasta él es el abrigo rupestre de “La Raja” localizado junto a Santa Eulalia de la Peña, en él se distingue la figura de lo que parece ser un bóvido, varios expertos consideran el lugar más occidental del arte levantino.
Parece ser que el Salto de Roldán fue territorio de caza para los hombres prehistóricos que instalaban allí sus campamentos de verano. También cabe destacar la presencia de dólmenes por la zona, el más cercano es el Dolmen de Belsué en pleno valle del Flumen y al cual se puede acceder desde la Peña San Miguel bajando al valle dirección norte.
En la cara sur de la Peña San Miguel, manteniendo altura desde el aparcamiento, podemos acceder hasta los restos de un antiguo poblado medieval y las ruinas de la Ermita de San Miguel. Se dice que en el S XIX los habitantes de Santa Eulalia de la Peña (más conocida popularmente como Santolarieta), ante el evidente deterioro por la exposición del crismón románico que presidía la entrada de dicha ermita, decidieron ayudados por mulos y carros, cargar la enorme piedra y llevarla hasta el pueblo. Hoy en día podemos visitar este maravilloso elemente románico en la entrada del cementerio del pueblo haciendo funciones de travesaño de la puerta de entrada al camposanto. A pocos pasos podremos también contemplar una maravillosa cruz de piedra muy bien conservada.
El río Flumen, a su paso entre las dos rocas, forma uno de los barrancos más encajados y espectaculares que se conocen, con una vegetación completamente distinta al entorno que le rodea. “Las Palomeras del Flumen” más que un barranco parece en algunos tramos una cueva por donde circulan salvajes las aguas del río Flumen formando pozas, sifones y saltos de agua al alcance de muy pocos. A finales del S XIX hubo un proyecto de embalse en el que se pretendía cerrar de manera artificial el corte del Salto de Roldán lo que hubiera sido “cometer un crimen de lesa majestad contra uno de los parajes más atractivos del Pirineo Español” como dijo en 1905 Lucien Briet. Finalmente la presa no llegó a ejecutarse en el Salto pero sí que se hizo unos kilómetros más arriba, junto a las paredes de Cienfuens, creando en lo que se conoce ahora como embalse de Santa María de Belsué. Como este embalse no consiguieron llenarlo por las pérdidas de agua debidas a la geología del terreno, se vieron obligados a hacer un segundo embalse, el embalse de Cienfuens, para recoger las pérdidas del anterior pero que tampoco cumplió su cometido por el mismo motivo. Dicen que el río Flumen, que como antes hemos dicho significa río, hace honor a su nombre y fluye, no se deja embalsar.
Ahora en estos tiempos ya no son guerreros con armaduras los que cabalgan a lomos de sus corceles sino ciclistas con cascos y protecciones los que descienden los cortados de los dos gigantes colosales de piedra a través de caminos recientemente recuperados para el disfrute de montañeros, ciclistas, ornitólogos y cualquier amante de la naturaleza y la historia que se acerque a conocer los rincones, secretos y leyendas de este monumento de la naturaleza.
Muy cerca del Salto de Roldán, en el cruce de la carretera que nos lleva hasta el mismo, en la localidad de Sabayés, se encuentra el centro de interpretación “Espacio Salto de Roldán”. Un edificio del arquitecto Sixto Marín que es premio de arquitectura García Mercadal. En su interior podemos visitar diversas exposiciones itinerantes dependiendo de la época del año y una exposición permanente dedicada a la botánica, la ganadería, el paisaje humanizado y el Salto de Roldán. En este centro de interpretación encontrarás también, de la mano de profesionales del turismo, mapas, explicaciones e indicaciones de rutas y excursiones que puedes hacer por el entorno para llegar a los puntos de interés que quieras conocer. En la zona exterior del edificio hay un jardín botánico con varios pasillos dedicados cada uno a un tipo de plantas. También desde aquí puedes visitar la ermita de la Virgen del Patrocinio y dar un paseo hasta Sabayés, precioso pueblo medieval, pasando por la antigua fuente de los huertos y visitando las bodegas abandonadas. Sin duda un excelente plan para pasar el día salir del entorno.