El geógrafo musulmán Al Udrí (siglo XI) identificó al río que pasaba por Barbastro como Baro. Tras la reconquista, los cristianos pasaron a llamarlo Bero.…
La magnitud de estas obras y su perdurabilidad más allá de las generaciones de los hombres atribuyeron a los puentes un carácter mágico y sobrenatural.