El Caserío Museo Igartubeiti nos permite acercarnos a la historia del caserío vasco.
El caserío reúne un conjunto de valores culturales, históricos, antropológicos, arquitectónicos y simbólicos que hacen de él un elemento clave del patrimonio vasco, que debemos preservar.
Sus especiales características (antigüedad y ser un testimonio único) y el hecho de que conservara sus estructuras antiguas prácticamente completas hicieron que la Diputación Foral de Gipuzkoa decidiera acometer un proyecto de restauración, calificado de modélico, con el objetivo de que Igartubeiti recobrara el aspecto que tuvo en el siglo XVII. La Diputación Foral de Gipuzkoa también decidió construir y equipar un centro de interpretación como apoyo a la difusión del propio caserío y como centro de gestión de las visitas. Ambos elementos, caserío y centro de interpretación, junto al huerto y su entorno, constituyen el Caserío Museo Igartubeiti.
Igartubeiti fue construido a mediados del siglo XVI y es un magnífico representante de la Edad de Oro del caserío vasco. La casa Igartubeiti alcanzó su plenitud a principios del siglo XVII, momento en el que fue ampliada y sufrió una importante transformación para adaptarse a nuevas formas de vida y trabajo. Su estructura original de madera, excelentemente conservada, y la existencia en su interior de un gran lagar de sidra hacen de él uno de los caseríos más interesantes del País Vasco.
Su interior se ha convertido en un nuevo museo en el que se recrea la vida real de los antiguos caseríos. En él, de una manera directa y sin interferencias, se puede experimentar cómo era la vida en el interior de un caserío vasco de hace cuatro siglos, con su iluminación, mobiliario y herramientas originales, e incluso con los olores y aromas que lo impregnaban.
En el Centro de Interpretación se revive la historia de los caseríos vascos a lo largo de más de mil años. A través de las voces de la familia y los vecinos de Igartubeiti se descubre cómo fueron creciendo y evolucionando los antiguos caseríos, cómo vivían y trabajaban sus habitantes, cómo se relacionaban entre ellos, en qué creían, qué producían, cómo se alimentaban, de qué modo se divertían y qué les hacía sufrir.
Desde el Centro de Interpretación se gestionan las visitas a Igartubeiti y se organizan actividades en torno a la historia del caserío.